La escritura es un proceso complejo y elaborado que
requiere intención y voluntad y que nos permite, tanto a pequeños como a
adultos, expresar la información deseada para que perdure en el tiempo y así
poder disponer de ella en el futuro. Actualmente, es un método imprescindible
de comunicación para nosotros, pues la utilizamos para relacionarnos con otras
personas, para trabajar, para expresar sentimientos,... Sin embargo, su
adquisición es compleja y muchos niños presentan dificultades en este campo
desde pequeños, lo que puede afectar a su desarrollo escolar. Existen una gran
cantidad de trastornos que afectan a la escritura y que desde la logopedia
tratamos para minimizar los posibles daños futuros, son: la dislexia, la
disortografía, la disgrafía y el retraso de la escritura.
La dislexia es un trastorno del desarrollo del
lenguaje que se caracteriza por dificultades en el reconocimiento preciso y
fluido de las palabras y por problemas de ortografía y descodificación.
La disortografía consiste en un conjunto de errores de
la escritura que afectan a la palabra, apareciendo únicamente en la escritura,
sin necesidad de que problemas en la lectura. Hace referencia al uso de las
reglas ortográficas, tanto naturales (g/j, c/z, c/q) como arbitrarias (h, b/v,
ll/y).
La disgrafía es un trastorno que provoca dificultades
en los procesos grafomotores, sin ninguna causa evidente, afectando a la
calidad de la escritura, pudiendo convertirla en ilegible. Esto da lugar a
problemas en la grafía de las letras que forman las palabras, afectando a su
tamaño, forma, inclinación, espaciación, trazo y enlaces entre ellas.
El retraso de la escritura puede aparecer por un
funcionamiento inadecuado de alguno de los procesos que intervienen en la
escritura. Aunque también puede deberse a escasa escolarización, falta de
motivación, baja inteligencia,…
Como logopedas, nuestra función es trabajar con dichos
niños los aspectos afectados a través de diferentes materiales adaptados a las
capacidades de cada uno, con el fin de que integren los modelos correctos.
Tienen puntos en común para trabajar pero cada dificultad tiene su propio
tratamientos y sus propios objetivos.